La gran tradición francesa de producir quesos a base de leche cruda, como practicamos profesionalmente en Monte Azul desde el año 2008, tiene una historia de siglos, y además tiene un fundamente en la ciencia, tanto como en el manejo de la materia prima, como en el proceso de maduración, donde se utilizan tablas de pino cuya composición forma una barrera natural contra los pátegenos micribiables.
El sabor de la leche no pasteurizada es incomparable, pero como con cualquier producto alimenticio, debemos de implementar buenas prácticas de manipulación para asegurarnos en contra de la contaminación.
En el caso de productos lácteos, escuchamos a menudo que todos deberían de ser pasteurizados para la seguridad del consumidor, lo cual siempre es recomendado con la leche de producción masiva.
Como opción, la leche cruda producida artesanalmente por pequeños productores donde la dieta y la salud del animal son vigiladas bajo controles estrictos, es una opción sana para los que desean mejor sabor e incluir elementos probióticos naturales que son de beneficio para la digestión y que hasta pueden fortalecer nuestro sistema inmunológico.
El consumidor debe de cuidar en solamente consumir productos de origen profesional, de productores debidamente supervisados por agencias como SENASA, garantizando la salud del animal, y quienes observan estrictamente las buenas prácticas en la elaboración y manipulación de productos lácteos.
Así podemos disfrutar con seguridad los deliciosos sabores de productos artesanales, y aprovechar los beneficiosos que estos ofrecen a nuestro organismo.
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